domingo, 3 de junio de 2012



   
  



  
La Quinta Heeren

Oskar Heeren llegó al Perú hace más de dos siglos, sin imaginar que la quinta que él construiría sería considerada como uno de los recintos más hermosos y apacibles de la Lima de antaño: La quinta Heeren. Esta residencia de estilo europeo constituye una muestra viva de aquellos años en los cuales Barrios Altos, era la periferia de la ciudad e inspiración de los grandes intelectuales de la época. Recorriendo los pasillos de la historia tan añorada de nuestro señorial Centro Histórico, conoceremos a la imponente Quinta Heeren, tan increíble y tradicional.
Sin duda un viaje hacia el otro lado de la Lima antigua, no tan concurrida por los turistas de estos tiempos. La Quinta Heeren (Jr. Junín 1201), transportándonos a nuestra tan añorada Lima de antaño, tan imborrable.


Una estrecha calle larga que nos lleva a una preciosa plaza jardín adornada de jarrones y esculturas. Al momento de dialogar con algunas de las personas allí presentes, nos percatamos que en esta residencia aún viven varias familias que han tratado de ser desalojadas por el INC. Un tema polémico que confronta la conservación de la Quinta y la vivienda de aquellas personas.

Alrededor de las casonas que alberga este conjunto habitacional, se observa en sus fachadas el imponente estilo austro-húngaro del siglo XIX. El personaje que estuvo detrás de toda la construcción es Oskar Antonio Federico Augusto Heeren, nacido en Hamburgo (Alemania) en 1840. Un cónsul del Perú en Japón. Su legado, la Quinta Heeren, ha sido lugar donde las embajadas de Japón, Bélgica, Alemania, Francia y Estados Unidos se alojaron, en pleno corazón de Barrios Altos. Increíble pero cierto. Sus muros eternos recuerdan aquellos tiempos en que los aristocráticos escogían sus inmediaciones para realizar sus grandes fiestas.

Sin embargo, un hecho que cambió la vida apacible de sus moradores fue el suicido del empresario japonés Seiguma Kitsutani que preocupado por las cuentas que adeudaba, decide emplearse la técnica del “harakiri” que consiste en el propio desentrañamiento rechazando cualquier tipo de muerte natural, una modalidad muy usada por los antiguos guerreros samurái.

Con el contar de los años, tan calculadores, toda esa vida se esfumó, desapareció y ahora Barrios Altos está olvidado. Aquella hegemonía e importancia que tenía esta ciudad se está desapareciendo, mas no la esencia que siempre la tendrán los verdaderos barrioaltinos. Pronto volverán aquellos años donde la monumentalidad de Lima volverá a renacer dice algún utópico. Ojala la responsabilidad de las autoridades te respalde.

Si tiene la oportunidad de visitar este vestigio viviente limeño, no lo dude. Si algo le ayudará a conocer más sobre la Lima añorada es visitar Barrios Altos. 

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